Por qué le falló el cálculo al DANE

El Censo del 2018 arrojó que la población del país alcanza hoy 45,5 millones de personas y no los 50 millones que había proyectado el mismo DANE. ¿Por qué falló el cálculo y cuáles son sus implicaciones?

Hoy somos alrededor de 45,5 millones de colombianos y no a los 50 millones que el mismo Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) pronosticaba alcanzaría el país precisamente el pasado mes de octubre de 2018. Es decir, hoy hay 4,5 millones de personas menos de lo proyectado, la mitad de una ciudad como Bogotá o casi la totalidad de un departamento como el Valle del Cauca.

Si bien algunos expertos consideran que es “normal” que haya una divergencia entre las proyecciones y los resultados de los censos, y que esto ya había ocurrido en los censos anteriores tanto en el país como en otros países (ver gráficas), a muchos les ha llamado la atención el tamaño del “descache” de un 9 por ciento. La media de esta divergencia en otros casos ha estado alrededor del 5 por ciento.

Por esto, aunque no es la primera vez que esto sucede – la población que arrojó por ejemplo el censo del 2005 fue casi un 10 por ciento menor a la que se había proyectado para ese año con base en el censo de 1993 – hay razones económicas, sociales y hasta problemas técnicos que explican porqué fallo el cálculo en esta ocasión.

Las primeras razones que están esbozando los responsables del censo son las económicas y sociales para mostrar el cambio. Si bien hay factores como la entrada masiva de venezolanos, el proceso de paz, la mayor esperanza de vida y la menor mortalidad infantil, que hacía que pocos dudaran de que el país había llegado a 50 millones de habitantes, hay temas sociales que explican porqué hoy somos menos. Según Juan Daniel Oviedo, Director del DANE, la principal razón que explica que hoy seamos menos colombianos esla entrada de la mujer al mercado laboral, lo cual hace que los hogares hoy sean más pequeños y con menos hijos.

Para Oviedo, hoy tenemos una mejor “foto” de la realidad y lo que ocurrió fue que hubo fallas en las proyecciones hechas por el DANE en años anteriores. El desfase entre lo estimado y lo que arrojó el nuevo censo es que las proyecciones no se ajustaron durante todos estos años, algo que debe hacerse rutinariamente. A pesar de que se hicieron dos visitas en el 2011 y el 2013 por parte de las Naciones Unidas para revisar todas las condiciones de transición demográfica, los movimientos en las tasas de fecundidad y mortalidad, sus conclusiones no se incorporaron en las proyecciones.

No obstante, algunos expertos consideran que hay fallas como el mismo retraso en su aplicabilidad, haberlo hecho en un cambio de gobierno o algunos errores de implementación pudieron influir en la divergencia de los resultados.

Para verificar si los errores estuvieron más en las proyecciones que en los cálculos del Censo del 2018, el DANE instaló una mesa con los mayores expertos tanto a nivel nacional como internacional para medir la exactitud de los resultados censales y la calidad de la información censal. Estarán los mejores demógrafos del país y participarán entidades internacionales como la CAF y el Banco Mundial. El Censo del 2018 costo alrededor de 410.000 millones de pesos, cuatro veces el presupuesto de inversión anual del DANE.

Implicaciones

Según Camilo Herrera, Director de Raddar, lo cierto es que con esta nueva información cambia la forma en que entendemos hoy el país. “No hay un sector económico que no se vaya a ver impactado por esta cifra, afirma el experto en análisis del consumidor, quien agrega que estamos ante un punto de inflexión de la política pública.

Uno de los primeros efectos es que las cifras por habitante “per cápita” cambian pues ahora se tendrá que dividir por un número menor. Esto hace que, por ejemplo, en temas como el ingreso per cápita nos veamos como un país “más rico”. Con un PIB de 335.000 millones de dólares y 50 millones de habitantes, el PIB per cápita es de 6.700 dólares por habitante. Pero con 46 millones de colombianos, el PIB per cápita estará más por la cifra de los 7.250 dólares.

Lo mismo sucede con cifras de consumo per cápita o de la penetración de bienes y servicios como internet y trasporte. Por ejemplo, según Fenavi el consumo per cápita de huevo alcanzó las 279 unidades mientras el de pollo fue de 32,7 kilos por persona en 2017. Con el nuevo dato de población, el consumo de estos alimentos aumenta a 301 huevos y 34 kilos por habitante, respectivamente.

Temas de este estilo podrían afectar las perspectivas de crecimiento de las compañías pues los mercados potenciales serían más pequeños, lo cual podría afectar las expectativas de ventas y/o inversión. Aunque también podría mostrar que estamos mejor en temas como bancarización, penetración de internet y servicios públicos.

Pero así como hay cosas en que pareciera que estamos mejor, también hay temas en los que podríamos vernos peor como las tasas de accidentabilidad, muertes y hasta la incidencia de algunas enfermedades. Por ejemplo, la tasa de homicidios en 2017 fue de 24 por cada 100 mil habitantes. Con el cambio en población podría aumentar a 25,5 por cada 100 mil.

Este salto de las estadísticas por el efecto base es transitorio, es un velo temporal de 2 o 3 meses mientras se recalculan las cifras hacia atrás, afirma Oviedo quien agrega que todo esto no significa que el país cambio, sino que vamos a ver de un modo más detallado la verdadera Colombia. Vamos a tener una mejor fotografía de la realidad, una mirada más precisa que nos permitirá una mejor orientación, focalización y efectividad de las políticas públicas. Por ejemplo, en materia de educación dejar de pensar en los problemas de cobertura y centrarse más en temas de calidad.

Algo en lo que coincide con expertos como el exministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, quien afirma que el país no cambia, sigue siendo el mismo, pero lo que muestran las cifras es algo más cercano a la realidad.

Sin embargo, que hoy seamos menos colombianos de lo esperado tiene implicaciones en temas tan sensibles como las transferencias que la nación envía a los municipios y departamentos a través del Sistema General de Participaciones (SGP) y el de Regalías, pues buena parte de esta se hacen en función de cuantos habitantes hay. Para Cárdenas, si los cambios son uniformes en todo el país las transferencias seguirán igual, pero si hay un cambio fuerte en la composición de la población que aumento en unas regiones y bajó en otras, vendrá una fuerte puja por los recursos que gira la Nación. Es el caso de una población como Soacha que según las proyecciones tenía alrededor de 545.000 personas y, según el nuevo censo hay más de un millón de habitantes.

Si hay este tipo de cambios también podría haber un efecto sobre las elecciones territoriales pues algunas regiones podrían exigir más espacio en la Cámara de Representantes o cambiar el número de concejales en algunos municipios. Si bien el censo electoral en principio no cambia, si hay temas como los porcentajes de abstención o las circunscripciones electorales que podría cambiar los temas políticos.

Otros temas que podrían variar de mirada son los sociales pues el número de desempleados y/o la cantidad de pobres podría cambiar. Según Estefano Farne, profesor de la Universidad del Rosario, puede que se afecten los datos absolutos pero no las cifras relativas. Además, recuerda que para el mercado laboral lo más relevante es la población en edad de trabajar (PET) donde probablemente haya menos cambios.

 

Sin embargo, es claro que con las nuevas cifras del DANE será posible calculas cuantas viviendas, colegios, hospitales y hasta centros comerciales se necesitan, y en dónde exactamente. Insumos que no son solamente relevantes para las decisiones de políticas publica sino para los negocios y las inversiones empresariales. Sin duda, el censo es uno de los instrumentos de política pública y asignación de recursos más poderosos.

Con menor población, y mucha de ella más vieja, el crecimiento potencial de la economía será mejor pues ya no tendremos ese “bono demográfico”. Por esto muchos expertos considerar que el crecimiento económico futuro ya no va a depender tanto del crecimiento de la mano de obra sino del incremento de la productividad.

Ante el mayor envejecimiento de la población también será necesario revisar la cobertura y recalcular el pasivo pensional, asuntos de gran envergadura y que podrían tener serias implicaciones fiscales. Y que también afectará sectores como los fondos de pensiones y las compañías de seguros.

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