¿Quién escribió el himno de Antioquia?

 

En la tierra de escritores y otros artistas que ha sido Antioquia a lo largo de su historia, nació un poeta destacado que se convirtió en un inspirador para los demás, así como para la cultura comerciante y ‘verraca’ de los ‘paisas.

Se trata de Epifanio Mejía, el hombre que logró encerrar en palabras el ser antioqueño, tanto que su poema fue adoptado como himno del departamento.

Nació en Yarumal, el 9 de abril de 1838, hijo de Ramón Mejía y Luisa Quijano. Desde pequeño se interesó por la naturaleza, dado que vivía en una zona rural del departamento. Así como en la literatura por la enseñanza de su maestra Nicolasita Restrepo, que aparte de las lecturas bíblicas, le entregó el mundo de Don Quijote de La Mancha, que lo cautivó.

La vida del poeta antioqueño no estaría lejos de la del caballero de la triste figura, no solo por su relación con el verso, sino por el final de su vida hacinado en la locura. Con ese interés en la lectura inició una vida de autodidacta en las grandes obras literarias que lo convertirían después de un escritor de poemas.

Vivió rápido y pleno. A los 17 años viajó a Medellín y empezó como redactor de varias revistas y periódicos, tanto locales como nacionales como El Índice, El Bogotano, El Heraldo, El Hogar, La Revista Antioquia, El Cóndor, La Restauración, El Oasis, en los que Epifanio Mejía empezó a ser conocido por la majestuosidad de su obra.

Se casó posteriormente en 1964 con Ana Joaquina Ochoa y empezó a cosechar la pequeña, pero profunda, obra poética que dejó en sus cortos años de vida. Escribía en endecasílabos, que se catalogó en la llamada línea nativista; es decir que pretendía exaltar lo americano, criollo y nativo propio de su cultura. Imprimía en sus versos la naturaleza, las montañas antioqueñas, las tradiciones y expresiones de ese departamento del que nunca salió.

Por eso el escritor y periodista antioqueño Juan De Dios Uribe lo describía como el “romancero de las virtudes, la gloria y la belleza de Antioquia”, y agregaba: “Gran parte de Antioquia está en su libro, la porción amable, pintoresca y recatada del pueblo; el panorama solemne y recreativo de la tierra, y los súbitos arrebatos y enternecimientos de la raza”, afirmó.

Pero gran parte de esos halagos, incluso el discurso que Juan De Dios Uribe le pronunció en su honor, se hicieron cuando aún estaba en vida el poeta pero no podía oírlos. Desde los 32 años cayó en problemas mentales que lo obligaron a ser recluido en un manicomio, donde permaneció por más de 34 años.

Como homenaje a él y la obra que dejó publicada para la posteridad, el departamento natal de Epifanio Mejía tomó el poema ‘El canto del antioqueño’ y lo convirtió en el himno. La música se debe a la obra del maestro caucano Gonzalo Vidal y la ordenanza del departamento para adoptar el poema en 1962 como canción oficial.

“Hace catorce años que noches como esta arropan con su capuz esa pobre alma, y aglomeran sobre su ingrato destino la tinieblas, precursoras indolentes del sepulcro”, afirmó Juan De Dios 20 años de la muerte del poeta, cuando ya su cuerpo y su mente no respondían a las cosas terrenales. Muerte que finalmente le llegó a Epifanio Mejía el 31 de julio de 1913.

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