Tlatelolco: el día que México se tiñó con la sangre de estudiantes

El 2 de octubre de 1968 mitin fue reprimido violentamente. Hoy se desconoce cifra real de muertos.

Marcado por protestas sociales en varios países del mundo, del despertar de movimientos estudiantiles, del apogeo de la guerra de Vietnam, de los Juegos Olímpicos de México -los primeros que se realizaron en América Latina-; 1968 fue declarado el Año Internacional de los Derechos Humanos por la Organización de las Naciones Unidas.

En ese contexto, el gobierno mexicano del presidente Gustavo Díaz Ordaz, muy sensible a lo que estaba sucediendo en el mundo con el avance del comunismo, así como de las protestas de la comunidad estudiantil en su país, ordenó la represión a los movimientos sociales.

¿Qué sucedió el 2 de octubre de 1968?

El 2 de octubre, diez días antes de la inauguración de los Juegos Olímpicos, unos 10.000 manifestantes se congregaron para una serie de protestas estudiantiles que se habían iniciado hacía poco más de dos meses contra el régimen de Gustavo Díaz Ordaz, del Partido Revolucionario Institucional (PRI), en el poder desde 1929 y al que calificaban de autoritario.

Varios jóvenes del movimiento estudiantil se reunieron con representantes del Presidente en la casa del rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Javier Barros Sierra.

Se acordó suspender una marcha de estudiantes que estaba programada para ese mismo 2 de octubre en protesta por la ocupación militar de instalaciones educativas. También determinaron tener una segunda reunión el 3 de octubre para sentar las bases de un diálogo que pusiera fin a las movilizaciones de cara a los Juegos Olímpicos.

Para ello, los estudiantes exigieron la liberación de presos políticos encarcelados tras manifestaciones previas y la desaparición del cuerpo de policías antimotines, entre otras demandas.

Se suspendió la marcha, pero se mantuvo la reunión en Tlatelolco. Cuando los líderes estudiantiles informaban de los detalles de esa reunión a los asistentes al mitin desde una improvisada tribuna del tercer piso del edificio Chihuahua, que daba a la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco, comenzó la balacera.

¿Cómo se dieron los hechos?

Todos los flancos de la plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco estaban ocupadas por soldados que vigilaban la reunión estudiantil. No se habían presentado altercados ni hechos violentos, pero poco después de las seis, comenzaron los disparos contra los estudiantes.

El fuego intenso duró media hora. En medio del caos la gente no sabía hacia dónde correr y en cambio muchas personas cayeron. La plaza literalmente se tiñó de sangre.

El resultado fueron cientos de muertos, miles de heridos, miles de detenidos, cientos de presos políticos más, pero aún hoy, 50 años después, se desconoce el número real de víctimas fatales.

Los cuerpos de los que murieron en el acto empezaron a amontonarse por todas partes pero rápidamente fueron recogidos por los soldados que los arrojaron a los camiones de la basura. Ese fue uno de los motivos por los que no se pudo hacer un conteo serio, independiente y objetivo del número real de muertos.

¿Quiénes ordenaron atacar a los estudiantes?

30 años después de la matanza, Luis Echeverría -mano derecha de Díaz Ordaz- fue procesado por el delito de genocidio, pero por su avanzada edad sólo enfrentó prisión domiciliaria y finalmente alcanzó la libertad condicional.

Así mismo, según conclusiones de la fiscalía mexicana, Díaz Ordaz fue quien ordenó la represión sistemática al Movimiento de 1968 en México y el operativo militar denominada Operación Galeana que causó la masacre de Tlatelolco.

A pesar de los buenos resultados en la economía en su gobierno y de haber sido el organizador de los Juegos Olímpicos de 1968 y el Mundial de Fútbol de 1970, a Díaz Ordaz se le ha recordado por ese capítulo negro.

Tlatelolco

Varias personas participan en una actuación con motivo del aniversario de la masacre estudiantil de 1968 en el vecindario de Tlatelolco.

¿Cuáles fueron las tácticas del gobierno?

Un informe histórico del 2008 reveló que el gobierno de Díaz Ordaz infiltró agentes en las escuelas y en las organizaciones estudiantiles, para mantener informados a los órganos de seguridad respecto a los liderazgos y planes de acción y también para ser utilizados como provocadores, cuando les fuera encomendado; se coparon las organizaciones independientes con el propósito de utilizarlas como estructuras de mediación, que sirvieran a los propósitos de los funcionarios que buscaban controlarlas y acallar la disidencia, cooptando a los líderes del movimiento; se crearon grupos de choque que se mezclaran con el sector estudiantil para contener mediante la violencia la disidencia que querían acallar.

Así mismo, se recurrió al empleo de la Fuerza Pública que utilizaba indebidamente la violencia y que, por consiguiente, incurrió en responsabilidades y violación a los derechos humanos. Se comprobó que también se crearon grupos paramilitares para ser utilizados con el objeto militar de destruir al enemigo, entrenados y armados con un propósito explícitamente criminal y cobijados como organizaciones clandestinas a las que les garantizaban la impunidad.

¿Qué dijeron análisis posteriores sobre la masacre?

El Ejército, tenía como finalidad detener a los líderes del movimiento estudiantil con el despliegue de un batallón llamado Olimpia, cuyos integrantes se identificaban con guantes blancos, para que los Juegos Olímpicos transcurrieran en paz.

Pero la intervención de la Guardia Presidencial, es decir los escoltas del Presidente, fue un elemento sorpresa incluso para los militares. Dicha guardia disparó al Ejército y a la manifestación para mostrar que los estudiantes estaban armados y que la detención de sus líderes era impostergable.

El objetivo era aplastar la popularidad de cualquier posible candidato militar a la presidencia en años donde los regímenes castrenses se multiplicaban en la región. Para Elena Poniatowska, Premio Cervantes 2013 y autora del libro «La Noche de Tlatelolco», todo se resume en que «el gobierno tuvo muchísimo miedo (…) de que los estudiantes sabotearan las Olimpiadas, a tal grado de que estaban dispuestos a acabar con el movimiento».

¿Cuál fue la versión oficial del hecho?

El gobierno reconoció sólo una veintena de muertos la noche del 2 de octubre, una cifra diametralmente distante de los 300 o 500 abatidos reportados por la prensa internacional. Además, solo reconoció 75 heridos y más de 400 detenidos. Sin embargo, otros análisis independientes dicen que la cifra de muertos pudo haber llegado a los 1.500.

¿Qué se dijo a nivel mundial de la matanza?

México estaba en el ojo de la prensa mundial, pero a nivel internacional con la inauguración de los Juegos Olímpicos el 12 de octubre se sabía poco de la reciente matanza de estudiantes debido a la fuerte censura que ejerció el gobierno mexicano hacia los medios de comunicación -nacionales y extranjeros- para evitar una mala imagen internacional.

Se supo que en algunos casos se persiguió a periodistas, dentro y fuera del país, que difundieran la noticia en cualquier medio de comunicación. Pero la noticia sí llegó a oídos de los movimientos juveniles de Latinoamérica y Europa. En Centro y Suramérica varias embajadas mexicanas fueron apedreadas; hubo mitines frente a otras en Europa. Algunos funcionarios mexicanos, como el escritor Octavio Paz, quien entonces era embajador de México en la India, y Sergio Pitol, que se desempeñaba como agregado cultural en Belgrado, renunciaron a su puesto.

¿Qué experiencias quedaron de la masacre?

Politólogos, historiadores e intelectuales como Carlos Monsiváis coincidieron en señalar que este movimiento y su desenlace incitaron a una permanente y más activa actitud crítica y opositora de la sociedad civil, principalmente en las universidades públicas.

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